Hoy en día, el pachulí es uno de los aceites más utilizados en el mundo de la perfumería. Su olor amaderado y de sotobosque, con un toque de chocolate amargo en su forma más preciosa, es un excelente ingrediente de base, que hace que la fragancia sea muy persistente. Al aceite esencial también se le atribuyen varias propiedades aromaterapéuticas para regenerar y aligerar el espíritu y el cuerpo.
El pachulí, originario de Indonesia, China y la India, tiene una historia que se remonta siglos atrás. En la Edad Media, los mercaderes utilizaban sus hojas para proteger los tejidos preciosos de los insectos durante los largos viajes a Occidente. El aroma del pachulí, entrelazado con estos artículos de lujo, fascinó a la burguesía occidental, símbolo de rareza y opulencia.
En las décadas de 1960 y 1970, el pachulí experimentó un renacimiento, abrazado por la contracultura y los movimientos hippies. Su aroma terroso se convirtió en símbolo de naturaleza, espiritualidad y rebelión contra las normas sociales. Usado limpio, su embriagador aroma encarnaba la expresión del espíritu libre, conectando a una generación con la tierra y el alma.
Desde los mercados antiguos hasta las perfumerías modernas, el pachulí trasciende el tiempo y la cultura. Su atractivo perdurable y su aroma único siguen creando profundos vínculos con quienes lo experimentan, haciendo del pachulí un aroma intemporal en el mundo de las fragancias.
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