En perfumería, el término «cedro» puede referirse a dos fuentes distintas: la madera de cedro y la fruta de cedro. La madera de cedro tiene un aroma rico y redondeado que recuerda al de los lápices recién afilados, mientras que la fruta de cedro (un cítrico de gran tamaño) ofrece un aroma más fresco y crujiente, con notas ácidas. Este último, utilizado en este contexto, es apreciado por sus cualidades frescas y chispeantes, especialmente cuando se combina con almizcle, realzando la sensualidad de este último y creando una fragancia distintiva y elegante, y es extremadamente duradero para una fragancia cítrica.
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